Más que recapitular o hacer balances, en este punto me apetece más recordarme esos aspectos en los que he logrado mejorar y aproximarme a mis objetivos. Que han sido inspiradores, hitos de un camino por el que deseo transitar. Por supuesto también ha habido errores, pecadillos de omisión y algún sentimiento negativo del que inmediatamente me arrepiento... Pero ni estoy ante un cura ni es ese el espíritu que pretendo imprimirle a esta reflexión.
No pienso sacar el látigo para fustigarme por lo que no hice bien, sino congratularme con las energías invertidas que dieron fruto para perpetuar esa dinámica. Prefiero centrarme en el estímulo positivo. Sin propósitos utópicos. Leer más, viajar más, pasar más tiempo con las personas a las que quiero... una declaración de intenciones bastante asequible.
Creo que de alguna forma he madurado. Que me conozco más a mí misma, que dispongo de más herramientas en mi mano. Hablo de autocontrol y disciplina. De marcar límites, de decir “no”, de ser lo más autónoma posible, de sentirme libre (dentro de las obligaciones a las que estoy sometida como cualquier mortal).
Creo en el Karma, y en que somos los arquitectos de nuestro destino. No tienes que buscar la validación ajena, sino la tuya propia. No siempre será un estanque de aguas serenas, pero que no te falten los estímulos e ilusiones. La sensación de que hay un lugar para tus aficiones, sueños por los que luchar, afectos que te endulzen la vida. Y sobretodo, la conciencia tranquila. Quisiera tener la memoria y capacidad de trabajo de mi padre, la templanza y sensatez de mi madre. No todo se hereda, pero el ejemplo queda.
Ya estoy divagando, como todos los que disfrutamos escribiendo. Hay dos ámbitos en los que me siento particularmente orgullosa. Me han exigido sacrificio y dedicación, pero los resultados los compensan. La sensación de alcanzar un objetivo es reconfortante.
Uno de ellos es el físico. Aunque llevo décadas llevando una vida sana, me había descuidado un poco y necesitaba reconducir mis hábitos. Sigo por ese camino, contenta del trecho recorrido.
El otro aspecto es el intelectual. Siempre han sido aguas en las que fluyo con una naturalidad innata. Pero en los últimos tiempos he invertido más dedicación en escritos profesionales y personales. Artículos, ponencias, novelas, relatos, pequeños textos que expresan mis inquietudes. Y todos ellos han sido reparadores. Algunas situaciones han supuesto un reto con su consiguiente aprendizaje.
Por eso además de la tópica salud (cuantos más años cumples más consciente eres su valor), no le pido mucho más al nuevo año. Mantener las tendencias iniciadas, que no es poco. Y seguir rodeándome de todo aquello que me aporte paz, buscando esas gotas de felicidad que dan sentido a la vida.

No hay comentarios:
Publicar un comentario