El año pasado por estas fechas andaba yo “más liada que la pata de un romano”. Y muy ilusionada, también hay que decirlo. Tenía que acabar un libro sobre arte, pues había firmado un contrato que así me lo exigía. Debo aclarar que esa oferta me llegó gracias a mi participación en el podcast “Historiarte los sentidos”. Se la hicieron en primer lugar a su creadora, mi amiga Estefanía, pero estaba tan ocupada que tuvo que rechazarla y les propuso que lo escribiera yo.
El resultado fue “Caminos de ida y vuelta entre España y México. Pinturas de la Virgen de Guadalupe”. Al menos en el tema gocé de libertad absoluta. Con tan pocos meses me hubiera resultado imposible escribir sobre alguno que no dominara y acabarlo en el plazo fijado.
Justo después tuve que organizar su presentación. La editorial ni siquiera participó en el acto, que implicó numerosas gestiones buscando una sala adecuada. Y por supuesto, tuve que prepararme una conferencia con Power Point (en el arte hay que mostrar las imágenes). Hablar en público no se encuentra entre mis virtudes, pero entiendo que es un requisito imprescindible si quieres vender un libro. Lo cierto es que salió bastante bien y la gente que me quiere vino a apoyarme.
Unos meses después, la editorial me comunicó que la Fundación Casa de México de Madrid estaba interesada en contactar conmigo. Habían encontrado mi libro (supongo que en el ciberespacio) y querían que diera una conferencia sobre el tema dentro de un ciclo de actividades paralelo a la exposición del Museo del Prado. Tras preparármela concienzudamente allí que me planté en pleno mes de Julio. La grabaron, lo que suponía una presión añadida, pero cumplí con mi cometido lo mejor que puede. En este caso también conté con familiares que me demostraron su cariño.
Terminado mis vacaciones en el pueblecito blanco, me contactó el fundador de una organización multidisciplinar de divulgación científica, humanística... proponiéndome una entrevista grabada acerca de mi libro para su canal de Youtube. En pocos días repasé mis notas y se la concedí encantada.
Y recientemente me han invitado a dar una charla en mi pueblecito blanco acerca de una pintura de la Virgen de Guadalupe conservada en una iglesia que acaban de reabrir al público tras quince años cerrada. Esta me hace especial ilusión por el lugar, tan querido para mí.
Así que año y medio después de que surgiera todo, sigo inmersa en el universo guadalupano al que me trajo de vuelta “Historiarte los sentidos”. Feliz, motivada y muy agradecida.

Ya sabes que te esperamos con mucha ilusión, que vuelvas a casa a mostrar todo lo que sabes de algo que lleva siglos entre nosotros, esos cuadros de la Virgen de Guadalupe.
ResponderEliminar